El percance del francés

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Un día, el viejo Seat León de un empresario francés se avería en la carretera. La resolución de problemas en el taller se convierte en un misterio de diagnóstico.

Der betagte Seat Leon eines französischen Geschäftsmannes bleibt eines Tages auf der Autobahn liegen. Die Fehlersuche in der Werkstatt artet zu einem Diagnosekrimi aus.
Ilustración: Max Bürger / Pie de foto: Reparar el viejo Seat León es más complejo de lo esperado y pronto presenta al técnico automotriz una decisión difícil.

El percance del francés

El Seat León tiene ya 17 años, alrededor de 207.000 kilómetros recorridos y un motor turbodiésel de 2,0 litros con 170 CV bajo el capó. El motor recibe combustible mediante un sistema de bomba-boquilla. Cada cilindro tiene su propia bomba de inyección e inyector, que están alojados en una carcasa común. Un día, el motor diésel empieza a chisporrotear en mitad de la carretera y finalmente abandona el arcén. El Ángel Amarillo convocado diagnostica un defecto en la bomba de combustible y remolca el coche hasta el taller más cercano. El concesionario de automóviles Keglovits en Zwölfaxing, que alberga las marcas Mazda, Seat y Cupra, se está ocupando del problema. Sin embargo, el caso resulta más complicado de lo esperado y los técnicos de automoción pronto tienen que tomar una decisión difícil. El maestro de automóviles Jan Keglovits y su padre Roman finalmente logran resolver el misterio del diagnóstico para satisfacción de todos los involucrados.

  • Zuerst wird der Seat an das Diagnosegerät angeschlossen, wobei die Diagnose des Pannendienstes bestätigt wird. Daher wird die im Tank untergebrachte Dieselpumpe getauscht, und nach einer problemlosen Probefahrt wird das Auto seinem Besitzer als repariert übergeben.
  • Doch schon bei der nächsten Autobahnfahrt bemerkt der Geschäftsmann, der mit dem Seat regelmäßig zwischen Frankreich und Österreich pendelt, wieder ein Ruckeln, das schließlich im Absterben des Motors gipfelt. Nach einem kurzen Aufenthalt am Pannenstreifen lässt sich der Wagen zwar wieder starten, doch schon nach wenigen Kilometern versagt der Motor erneut seinen Dienst.
  • Nach mehreren mühsamen Stop & Go-Etappen schafft es der Franzose schließlich wieder bis zur Markenwerkstatt des Autohauses Keglovits.
  • Der Leon wird von den Kfz-Technikern nun gründlich unter die Lupe genommen. Die Funktion der Kraftstoff-Pumpe wird nochmals getestet, alle Kabel auf eventuelle Schäden sowie auf die korrekte Spannung überprüft – Fazit: Alles okay.
  • Auf einer Probefahrt mit einem Onboard-Diagnosetester kommt schließlich der entscheidende Hinweis: Einer oder mehrere Injektoren funktionieren nicht richtig. Doch leider kann das Diagnosegerät das Problem nicht näher eingrenzen, sodass unklar bleibt, welche Injektoren defekt sind.
  • Nun steht das Werkstatt-Team vor einer schwierigen Entscheidung, denn das Austauschen aller Injektoren ist für ein Fahrzeug dieses Alters schlicht zu teuer. Um den wirtschaftlichen Totalschaden abzuwenden, macht man sich auf die Suche nach einer kostengünstigeren Lösung.
  • Zuerst wird der defekte Injektor nach dem Prinzip „Versuch-und-Irrtum“ ausfindig gemacht. Nacheinander werden die Magnetventile der Injektoren bei erhöhter Drehzahl abgehängt und das Laufbild des Motors kontrolliert. Die auftretenden Zündaussetzer und Drehzahlschwankungen geben dem erfahrenen Kfz-Meister schließlich den entscheidenden Hinweis, dass Injektor Nummer 4 defekt ist.
  • Nach einigen Recherchen macht Roman Keglovits in Wien Vösendorf einen kleinen Teilehändler ausfindig, der sich auf wiederaufbereitete Injektoren älterer Fahrzeuge spezialisiert und das passende Ersatzteil auf Lager hat.
  • In der Fachwerkstatt wird der Injektor getauscht, und bei der anschließenden Probefahrt tritt kein Fehler mehr auf. Der betagte Motor läuft wieder rund, der Diagnosekrimi ist gelöst.

Conocimiento:

Los vehículos más antiguos que han excedido durante mucho tiempo su período de garantía generalmente terminan con un defecto en un taller de reparación de vehículos independiente. Pero en este caso no fue una desventaja para el cliente que el León de 17 años fuera remolcado por la ÖAMTC al taller de marca del concesionario de automóviles Keglovits. El experimentado equipo del taller intentó con éxito evitar una pérdida económica total al encontrar inyectores de repuesto remanufacturados en lugar de los costosos repuestos originales, que funcionan igual de bien en el viejo León. Y para que la reparación no fracasara debido a la diferencia de precio por horas entre un taller independiente y una empresa de marca, el fundador del concesionario Roman Keglovits y su hijo, el maestro de vehículos Jan Keglovits, encontraron una solución elegante: a los aprendices de tecnología automotriz se les encomendó la laboriosa búsqueda del inyector defectuoso, dirigidos y supervisados ​​por Jan Keglovits. Esto significó que la considerable cantidad de tiempo invertido en la reparación se pudo contabilizar al mismo tiempo como costes de formación, una situación realmente beneficiosa para los aprendices, el taller y el cliente.