La energía fotovoltaica da sus frutos

La energía fotovoltaica da sus frutos

Casi todas las empresas de automóviles tienen un techo sobre su cabeza. Decenas de metros cuadrados de espacio en el tejado que podrían utilizarse para generar electricidad valiosa cuando brilla el sol. Los sistemas fotovoltaicos son particularmente populares ahora que los precios de la electricidad se están disparando. Cualquiera que haya invertido en los últimos años ha podido acortar drásticamente el periodo de recuperación gracias a la actual explosión de precios. Alexander Moldan, director general de Auto Pirnbacher, nos cuenta lo importante que puede ser la independencia energética. Con una inversión de unos siete millones de euros, preparó su concesionario de automóviles de St. Johann im Pongau para el futuro. De esta cantidad, alrededor de dos millones de euros se invirtieron en independencia energética: "Instalamos una bomba de calor de agua subterránea muy grande que calienta y enfría todo el edificio. En el tejado tenemos una instalación fotovoltaica con una potencia máxima de 180 kilovatios, con la que podemos abastecer el negocio y hasta 30 puntos de carga eléctrica". Ocho de estos puntos de recarga son de acceso público y también se utilizan. "Desde el principio teníamos claro que queríamos aprovechar al máximo las posibilidades que tenemos aquí en el lugar para producir energía de forma independiente. Ahora se ve lo acertada que fue la decisión". Moldan subraya que el período de recuperación no jugó un papel importante en la fase de planificación: "Nadie sabe cómo evolucionarán los precios de la energía. La independencia nos da un mayor margen de acción, independientemente de si se amortiza en cinco, siete o diez años".

El concesionario de automóviles Pirnbacher es, por supuesto, un buen ejemplo. Pero las empresas más pequeñas y las que llevan décadas en uso también pueden subirse al carro de la independencia. Mario Reitermayr, de Akkumobil, con sede en Ottensheim, Alta Austria, es especialista en coches eléctricos y tecnología eléctrica y calcula: "Un kilovatio pico cuesta entre 1.000 y 1.200 euros. Por cada kilovatio pico (potencia máxima teórica del sistema) se necesitan entre 5 y 7 metros cuadrados de espacio en el techo. Cuanto más grande sea el sistema, más barato será en comparación". Para el experto en tecnología, sin embargo, la expansión va demasiado lenta: "En realidad, deberíamos pavimentar todos los tejados con sistemas fotovoltaicos, empezando por los edificios públicos. Una cosa está clara: una instalación fotovoltaica siempre vale la pena. No se trata de si, sino sólo de cuándo". El punto conflictivo en este momento: la escasez de trabajadores calificados. "Cualquier electricista autorizado debería poder instalar un sistema de este tipo. El material también estaría disponible en este momento. Pero se necesita la aprobación del proveedor de energía local para saber si la red puede tolerar el sistema planificado y luego los trabajos de instalación correspondientes. La aprobación de un sistema de este tipo puede tardar meses y los proveedores de energía no están precisamente presionando", dice Reitermayr. Además del consumo de energía a través de la red, también sería necesario alimentar la instalación fotovoltaica. Y esto es exactamente lo que puede plantear problemas importantes y costosos para las redes eléctricas. "En promedio, un cliente privado tiene una conexión de 4 kilovatios. Por lo general, están autorizados para un sistema de hasta 4 kW de pico, pero las empresas suelen tener conexiones con mayores potencias. Si todos instalan en el tejado sistemas de pico de kilovatios correspondientemente altos, la frágil red eléctrica puede llevarse al límite. Y luego la pregunta es quién pagará la ampliación para una mejor red. Una pregunta interesante", continúa Reitermayr.

Una idea inteligente sería utilizar baterías viejas de coches eléctricos como almacenamiento temporal de energía solar de producción propia, prácticamente como batería de respaldo, especialmente para las empresas de vehículos. Lamentablemente, según Reitermayr, esto es técnicamente posible, pero simplemente no está permitido: "Las baterías de los coches eléctricos no están permitidas como almacenamiento fijo en el hogar. Se pueden instalar en el garaje del coche, pero fuera del coche, no hay posibilidad". Aquí se necesita urgentemente política para permitir mejores soluciones. El número de coches eléctricos y sus baterías aumentará drásticamente en el futuro. Alexander Moldan, del concesionario de automóviles de Salzburgo, afirma que alrededor del 15 por ciento de los coches nuevos vendidos son eléctricos, y la tendencia va en aumento. ¿Qué se debe hacer ahora? Mario Reitermayr evalúa la situación de la siguiente manera: "Hoy no instalaría una gran instalación fotovoltaica a crédito. Pero si tengo el dinero y el espacio, no puedo equivocarme, porque siempre dará sus frutos". Especialmente para las empresas de vehículos de motor que pronto serán gestionadas con éxito y a largo plazo por la próxima generación.