Suzuki Jimny: un caballo para los indios de ocio

Suzuki Jimny: un caballo para los indios de ocio

Sentir: Los ángulos rectos, las grandes ventanillas y el parabrisas inclinado crean una agradable sensación de espacio en los asientos delanteros, el equipamiento es fácil de leer y todos los mandos son fácilmente accesibles y sin contorsiones gracias al chasis estrecho. Lamentablemente, el volante sólo se puede ajustar en altura, pero la posición del asiento resulta suficientemente cómoda incluso en viajes largos.

Conducir: El Jimny no es un velocista por naturaleza, pero gracias a sus cambios limpios y su bajo peso puede seguir el tráfico de la autopista sin estrés. Navegar por la ciudad es divertido según el lema: El sabor está en la brevedad. En curvas rápidas en carreteras rurales o a velocidades superiores a 120 km/h, subjetivamente uno se siente inseguro debido al chasis largo y estrecho, pero objetivamente el agarre en carretera no presenta problemas. En recorridos cortos por caminos sin pavimentar, el Jimny demuestra ser un verdadero escalador gracias al bloqueo del diferencial.

Carga: Dos pasajeros en los asientos traseros hicieron un viaje de dos horas sin quejarse, aunque se quejaron de la falta de espacio para guardar sus bolsos. Con los asientos abatidos prácticamente no hay espacio en el maletero, pero con los respaldos abatidos se dispone de un práctico y espacioso espacio de carga para equipaje de dos personas.  

Conclusión: Con su atractivo y robusto equipamiento, el Jimny se recomienda como tercer vehículo para personas que viven en las afueras, como primer coche para nuevos conductores o como vehículo universal para viajeros urbanos y de ocio. Es cierto que después de un ciclo de pruebas de dos semanas, nos resultó muy difícil decir adiós.